El secreto de una cultura creativa no está en las ideas


“Todo empieza con una idea.”

Así fue como el conferencista empezó su charla. “Las ideas son contagiosas, si un empleado siembra una idea y otro siembra otra poco a poco vamos fomentando una cultura creativa”, de esta manera, según el conferencista, instalamos una cultura creativa.

Pero yo me pregunto, ¿la creatividad se basa únicamente en idear?. La verdad es que no.



Cuando pensamos en culturas creativas lo primero que se nos viene a la mente son las libertades que estas empresas les brindan a sus empleados, libertades mayormente basadas en pensar. Por ejemplo, está la famosa regla 80/20 en donde los colaboradores pueden trabajar el 20% de su tiempo en proyectos personales (dicen que así se ingenio Google Maps). No nos olvidemos tampoco de los espacios físicos con sus techos altos, oficinas abiertas y decoraciones juguetonas que le comunican al empleado “aquí las ideas pueden fluir libremente”. Relacionamos mucho la creatividad con generación de ideas y esto presenta un problema; nos ciega de un factor importante que vive en el ADN de culturas increíblemente creativas.

Si la originalidad es la vara con que se mide la creatividad podemos concluir lo siguiente: para producir una idea verdaderamente original hay que ir donde nadie ha ido antes. Hay que tomar un paso valiente a lo desconocido en donde la duda y la oscuridad reinan.

Piensa cómo empresas como Pixar y Apple se han atrevido a ser distintas. Por un lado Pixar revolucionó la industria del cine lanzando la primera película 3D con Toy Story. En aquel momento como nunca se había hecho tal producción el estudio de animación no tenía brújula para llevar a cabo semejante proyecto. “El primer año creando Toy Story las cosas no estaban funcionando del todo… Dinsey estaba entrando en pánico” , y en múltiples ocasiones querían cancelar el proyecto; así lo relata Andrew Stanton, escritor de Toy Story, en su charla para TED. Para revolucionar la industria del cine Pixar tuvo que lidiar con la ansiedad que viene con hacer algo novedoso y eso no es tarea fácil.

Las empresas sumamente creativas son las que son capaces de manejar estos miedos, empujando a los empleados hacia la incertidumbre y hacia ese camino tenebroso que eventualmente termina en la originalidad. Una cultura creativa es más que una máquina de ideas.

Lo interesante es que naturalmente huimos del miedo, ¿cómo entonces empresas como Pixar lo enfrentan?

Para responder estas pregunta primero debemos entender de dónde vienen estos miedos y el efecto que tienen en nosotros.

Miedo a pensar diferente

La teoría de la Selección Natural de Charles Darwin cambió para siempre nuestra visión de la evolución y el campo de la biología. Lo que muchos no saben es que Darwin escondió su teoría de la comunidad científica por años. No fue hasta 20 años después de haberla concebido que la publicó en 1859.

¿Y por qué Darwin hizo tal cosa? Porque biológicamente nuestro cerebro no está diseñado para pensar diferente.

La más reciente capa del cerebro que la evolución le ha regalado a los mamíferos se llama el neocórtex. Entre más grande es el neocórtex en relación al tamaño total del cerebro, mayor es el número de relaciones y dinámicas sociales que puede manejar el animal, ¿y de todos lo mamíferos en este mundo adivina quién tiene el neocórtex más grande?. Los humanos. Hoy en día somos la especie más dominante del reino animal gracias a nuestra superioridad social. Anhelamos un sentido de pertenencia ya que este ha sido crucial para nuestra sobrevivencia.

En el caso de Darwin, irónicamente, fue nuestro instinto biológico a pertenecer que lo llevó a guardar silencio. Su teoría iba tan en contra del pensamiento convencional (en aquel entonces), que el biólogo temía que lo llamaran loco; existía un miedo a ser marginado y ridiculizado. Una idea revolucionaria con el potencial de cambiar el mundo permaneció en las sombras dado el riesgo social que implicaba comunicarla.

Este es el dilema que enfrentamos hoy en día, para producir ideas novedosas debemos alejarnos del pensamiento convencional, de la seguridad de ser “como la masa”. Si nos amarramos a como piensa el lote, sea este una organización, un salón de clase o la sociedad; no producimos ideas originales, solo la copia de la copia

Por eso no extraña que algunas de las mentes más revolucionarias de la historia tenían mecanismos mentales capaces de suprimir estos miedos. Por ejemplo, muchos psicólogos concuerdan que Isaac Newton parecía sufrir ya sea de autismo o de síndrome de Asperger (un nivel más bajo de autismo). Las personas que sufren esta condición les cuesta empatizar, tienen poco interés en establecer amistades, comunicarse, y se les hace difícil comprender “reglas sociales” (como por ejemplo, que el contacto visual es buena educación). Esto se puede traducir a lo siguiente: a Newton le importaba menos, o estaba menos atento, a lo que otros pensaban de él.

Quizás esta actitud le dio la capacidad a Newton de pensar diferente. La Ley de Óptica propuesta por Newton establece que “al ser juntadas las luces del arcoíris se forma la luz blanca”. Un segundo ¡¿cómo así?!. Se nos hace complicado asimilar esta idea por que relacionamos el “blanco” con la ausencia de colores. Sí hoy es difícil procesar este concepto imagínate como fue para Newton introducir esta idea en los 1600s, ¿cuánta gente lo critico o llamo “loco”?. Pero Newton, hasta cierto punto, era inmune a estos comentarios y a lo que la masa pensaba .

Al igual que Newton las empresas deben tener ciertos mecanismos internos que supriman estos miedos. Solo así pueden los colaboradores salirse de la tangente y pensar diferente.

Miedo a la incertidumbre

Nuestro cerebro crea marcos de referencia para navegar por el mundo. Inconscientemente recolectamos la información de miles de sucesos y la empaquetamos de una forma útil para tomar decisiones. Con sólo ver la hora podemos determinar si hay mucho tráfico en la calle, con sólo leer el lenguaje corporal de un ser querido podemos determinar si algo le molesta.

Al igual que “pertenecer”, esta habilidad le ha dado a nuestra especie una ventaja competitiva. Hace miles de años todo nos quería comer y matar. Sin un marco de referencia no podíamos saber cuales plantas eran venenosas y cuales no, que áreas eran seguras y en cuales habitaban depredadores. En resumen, tener un marco de referencia nos mantenía seguros, nos daba un control sobre nuestro entorno y el futuro.

Ahora, ¿qué crees que pasa cuando no tenemos un marco de referencia? ¿cuándo algo se sale de lo establecido? Nos alejamos , corremos hacia el lado contrario. Discriminamos lo desconocido y lo que no entendemos.

Para nuestra desdicha, las ideas verdaderamente revolucionarias se escapan del marco de lo convencional. Esto afecta la creatividad de dos maneras:
1) La más obvia es que no ejecutamos ideas novedosas ya que nos aterra la incertidumbre.
2) La menos obvia es que evaluamos ideas incorrectamente.

La famosa y reconocida serie Seinfield fue rechazada por muchos ejecutivos ya que la consideraban “muy neoyorquina” para una audiencia masiva. Hoy en día Seinfield es la comedia televisiva más exitosa de la historia.

La silla Aeron que ves en la foto, hecha de tela en vez de colchones, fue rechazada enormemente por diseñadores ya que la consideraban “fea”. La describían como un trabajo “incompleto”. Hoy en día la Aeron, no es solo una de las sillas de oficina más vendidas del mundo, sino que también ha sido exhibida como una pieza artística en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.



Si tratamos de evaluar ideas novedosas con el mismo estándar con que evaluamos las viejas, el resultado va a ser un rotundo “no”. Pues los marcos de referencia dictan que está bien y que está mal y las ideas radicales obviamente no encajan en “marcos viejos”.

Preferimos mantenernos en nuestra zona de confort, salir de esta zona significa abandonar nuestra seguridad y enfrentar el miedo.

Cómo Pixar maneja estos miedos

Si hay una empresa que constantemente toma retos creativos es Pixar. En 1995 voltearon la industria del cine de cabeza al lanzar la primera película 3D con Toy Story. Hasta el día de hoy Pixar sigue siendo igual de ingenioso. De las 16 películas de Pixar 14 han estrenado como número uno en la cartelera. Ya sea la historia de amor de un robot limpiando un planeta desierto o la épica aventura de un pescado buscando a su hijo, al estudio de animación no le hacen falta ideas originales.

“Como ejecutivos tenemos que resistir nuestra tentación de evitar o minimizar riesgos”, ese es Ed Catmull presidente de Pixar “si no estamos algo asustados no estamos haciendo nuestro trabajo… si quieres ser original, tienes que aceptar la incertidumbre , aunque sea incómodo”.

Ed Catmull en las oficinas de Pixar (crédito animationmagazine.net)

No es fácil pero el estudio de animación tiene ciertas prácticas que les permite manejar estos “miedos creativos”. Analicemos primero como atacan el miedo social.

Durante la producción de una película, Pixar lleva a cabo unas sesiones diarias de retroalimentación al que le llaman Dailies. Dentro de esta sesiones el equipo de animación presenta su trabajo para ser revisado. Esto es lo interesante, como las sesiones son diarias los animadores no tienen mucho tiempo para afinar detalles. Una vez que muestran su trabajo deben hacerlo devuelta al día siguiente. Esto lleva a que constantemente se presenten animaciones en “progreso” o en un estado incompleto.

Catmull admira esta práctica por varias razones. En primer lugar se libera al animador de la presión social de entregar un trabajo perfecto. Además, mostrar cualquier trabajo creativo en sus pininos (ya sea un logo, un personaje, etc.) puede ser algo bochornoso, para Catmull es importante que el animador atraviese esa barrera de pena lo más rápido posible. Uno vez que lo hacen “las personas toman mayor libertad, intentan cosas nuevas y toman más riesgos", se dispara la habilidad para pensar diferente.

Esta práctica también amortigua el daño psicológico que viene con el rechazo. Nuestro instinto después de ser rechazados es resguardarnos, alejarnos del suceso o cualquier tipo de evento que pueda tener un resultado similar. Según Guy Winch, psicólogo y autor del libro Primeros Auxilios Emocionales, esto puede tener un efecto contraproducente, “entre más evitas la situación más ansioso te pones”. Para Winch la mejor ruta de acción es salir del refugio y exponerse a una situación similar sin mucho tiempo de espera. Es por eso que le aconsejan a los jinetes aprendices que se suban al caballo lo más rápido posible una vez que se caen. Entre más tiempo se quedan en la tierra mayor es la probabilidad de que desarrollen un miedo hacia el caballo, paralizándolos y evitando que monten de nuevo. En Pixar los animadores no tienen tiempo para incubar estos pensamientos negativos, 24 horas después de haber recibido retroalimentación, el equipo creativo debe mostrar su trabajo en el siguiente Dailies.

El estilo con que Pixar critica también ayuda a manejar este miedo social. Además de los Dailies el estudio también tiene el Braintrust, otro grupo de retroalimentación formado por los directores de Pixar. El Braintrust funciona como un grupo de apoyo para los directores o productores; si el director de una película necesita algún consejo o asistencia, se organiza una reunión con el grupo. Lo curioso es que el Braintrust tiene una regla dorada a la hora de brindar retroalimentación: no se critica nunca al director; se critican ideas, el trabajo en progreso o problemas percibidos pero nunca al director (además el tiene la palabra final, el decide que hacer y no hacer con los comentarios) .

Lo saludable de este proceso es que se “terceriza” la culpa, no se apuntan dedos. Esto va muy de la mano con una táctica que recomienda Winch para lidiar con el rechazo. Es fácil pensar que todo el problema recae en uno, que te rechazan por quién eres. Pero en la mayoría de los casos la culpa no es completamente de uno. Quizás la persona que te hirió tuvo un mal día o quizás estaba en enfermo, sea como sea hay muchos factores que pueden llevar a tal situación. Winch hasta cierto punto recomienda removerse de la ecuación de la misma manera en que Pixar “terceriza” la culpa.

Pero la cultura de Pixar no solo tiene mecanismos que ayudan a enfrentar estos miedos sociales, la empresa también tiene ciertas prácticas que ayudan a manejar la incertidumbre que viene con hacer algo novedoso.

Si la falta de un marco de referencia causa el miedo a la incertidumbre, ¿qué entonces se puede hacer para manejar este miedo?. Pues insertar un marco, crear ciertas expectativas de que puede pasar.

Pixar de una manera muy sutil le dice al empleado “este es un camino lleno de altibajos, sabemos que te vas equivocar así que no te preocupes”. No lo dicen con palabras, su cultura de prueba y ensayo lo transpira. Puede que el camino sea uno lleno de tropezones pero solo anticiparlo apacigua el miedo.

Hacer lo contrario, construir una cultura (o insertar un marco) alrededor de la idea de “no te equivoques” no solo puede generar más miedo sino matar la creatividad. Catmull presenció los efectos negativos de esta “mata imaginación” cuando Disney compró a Pixar.

Después de la compra le dieron a Catmull un inmenso reto: resucitar el legendario estudio de animación de Disney. En los 90´s Disney vivió una época dorada lanzando películas como La Sirenita, Aladino, La Bella y la Bestia y el Rey León, pero después de estas producciones Disney fue incapaz de replicar el éxito de estos clásicos. Por más de una década el estudio no pudo estrenar una película animada de número uno en la cartelera. Buscando una solución nombraron a Catmull Presidente de los estudios de animación de Disney (de igual manera el ejecutivo preservó su puesto como Presidente de Pixar).

Asumiendo el reto, el primer objetivo de Catmull fue identificar qué estaba pasando en Disney, ¿qué pasó con la creatividad?. Pues el recién nombrado presidente noto algo peculiar en su primera visita a las oficinas; los puestos de los empleados estaban muy ordenados para una empresa creativa, no tenían decoraciones jocosas o ningún tipo de objetos que aludieran a la expresión personal que caracteriza un artista. Catmull le preguntó a su guía por qué los puestos estaban tan ordenados, el guía le dijo que los ejecutivos de Disney, buscando generar una buena impresión en la visita de Pixar, les habían dado instrucciones a los empleados de “limpiar sus puestos”. Un bombillo se alumbró en la cabeza Catmull, en este momento se dio cuenta que Disney estaba tratando de ser una empresa perfecta, no tomaban riesgos creativos porque les daba miedo tomar un paso en falso. No fue hasta que los ejecutivos de Pixar tomaron el liderazgo que el estudio de animación de Disney regreso a la gloria lanzando películas como Frozen que hoy en día es la película animada más taquillera de la historia.

Insertar un marco familiar en una situación que no tiene uno también nos ayuda a manejar la incertidumbre. Por ejemplo, digamos que estas a punto empezar un trabajo nuevo, tienes un nuevo rol, nuevos compañeros y te estás integrando en una empresa con la que no estás muy familiarizado. Naturalmente te encuentras algo nervioso. Si te digo “tranquilo, es como el primer día de clase, con el tiempo se te van a ir las mariposas en el estómago”, contar con este marco de referencia disminuye tu ansiedad, pues te da un sentido de familiaridad que te ayuda a enfrentar la situación. Esta misma técnica se puede utilizar para que un equipo de trabajo adopte una idea novedosa.

Hay que recordar que estos miedos siempre van a existir dentro de un proceso creativo. Es imposible eliminarlos por completo. Lo que sí se puede hacer es manejarlos y darle las herramientas al empleado para enfrentarlos.

Más que una máquina de ideas

John Lasseter fue despedido de Disney a mediados de los 80´s. ¿La razón? Insistía mucho en utilizar “tecnología 3D”. Para Disney Lasseter era una amenaza al status quo de la empresa.

Inmediatamente después de haber sido despedido Lasseter fue contratado por Pixar. La vida dio vueltas y algunos años después de que Pixar perfecciono su tecnología Disney le dio un contrato a la empresa para producir tres películas, ¿y adivinen a quién nombraron director de la primera? John Lasseter.

Hoy en día John Lasseter no es solo el Director Creativo de Pixar sino también es el Director Creativo de Disney, la empresa que lo despidió hace algunos años atrás.

En los 80s John Lasseter trabajaba en una empresa capaz de idear, eso no lo podemos negar, pero por alguna razón Disney dejó que el miedo se apoderara de su cultura matando la originalidad y creatividad de sus ideas.

Si quieres instalar una cultura creativa no busques crear una máquina de ideas. Esta acción por sí sola no es suficiente. Piensa en los miedos creativos y en cómo se pueden manejar. En palabras de John Lasseter, “todas las películas de Pixar en algún momento u otro han sido las peores películas del mundo. Pero nosotros confiamos en nuestro proceso. No nos asustamos y decimos , no, esto no va funcionar”

La creatividad ya viene con ideas, lo que a veces le falta es valentía.



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