No existe institución académica para el siglo XXI



Este artículo fue publicado en la sección de opinión de La Prensa en el año 2010.

En un año me gradúo y en poco tiempo la mayoría de lo que he aprendido se volverá obsoleto. Mi universidad tiene uno de los treinta mejores programas de negocios en Estados Unidos pero este reconocimiento no la hace inmune a lo que ocurre hoy en el mundo.



Que te diga que estamos en la era de la información no es ninguna sorpresa —¿pero tienes la mínima idea de lo rápido que se mueve y produce la información en el siglo XXI?— en 2010 se generaron más de 4 exabytes de información única, ¡eso es mas información de lo que se ha generado los últimos 5000 años!

Con tanta información procesándose, lo que es nuevo hoy deja de ser nuevo mañana y pasa a ser obsoleto antes de que nos demos cuenta. La cantidad de nueva información referente a profesiones técnicas crece el doble cada dos años. Esto quiere decir que al tercer año de la carrera, la mitad de lo aprendido en el primer año se convierte en material anticuado.

A este problema se enfrenta actualmente mi carrera y lo sufre mucho más que otras disciplinas de negocio. Las redes sociales junto con el internet han transformado el mundo del mercadeo. Hoy en día, este campo se basa cada vez más en tomar un rol de “arquitecto social” y no tanto de “comunicador”. Las clases, los textos y las actividades que ofrecen en mi universidad, están diseñadas para enseñarme estrategias de mercadeo que no están adaptadas a las redes sociales. Cuando le pregunté a uno de mis profesores qué sabía de mercadeo en Facebook él me contestó con la siguiente pregunta: “¿Cómo creo una cuenta en Facebook?”.

Para empeorarlo todo hay una inflación de licenciaturas, ya que cada vez es mucho más fácil obtener un título. Millones de graduados con títulos con información desactualizada compiten por el mismo puesto.

En el 2010 los 10 trabajos con mayor demanda no existían hace 4 años, y como es de esperar no existen currículos universitarios preparados para aquellos trabajos. En conclusión, las compañías no encuentran personas capacitadas porque no existen programas universitarios que los preparen.

Entonces ¿qué pueden hacer las instituciones académicas para mantenerse al paso en el que se maneja la información actualmente? Nada. Es imposible para cualquier humano, institución o computadora hacer frente a tanta información.

Según Sir Ken Robinson, consultor internacional de educación e innovación; la imaginación y la creatividad son las herramientas que se les debe inculcar a los estudiantes para dominar un mundo tan impredecible. El dilema es que las escuelas no fomentan sino aniquilan la creatividad. En su charla para el Royal Society for the encouragement of Arts, Manufactures and Commerce (RSA), Sir Robinson menciona una prueba de pensamiento divergente (habilidad para ingeniar diferentes soluciones a un mismo problema) realizada a 1500 niños de preescolar. En la prueba, 98% de los niños obtuvieron la calificación genio. Cinco años después le realizaron la misma prueba a los mismos niños y solo el 50% obtuvo la calificación genio.

Las teorías de creatividad plantean que la clave para desarrollarla es explotar aquellas áreas en que somos intelectualmente capaces. Beethoven necesita el piano para ser creativo, no los números ni las letras. Mientras existen ocho tipos de inteligencia la escuela se basa únicamente en dos: La primera es la inteligencia lingüística la cual es atribuida a la capacidad de memorizar, escribir y hablar eficazmente; y la segunda es la inteligencia lógica-matemática que es la capacidad para resolver problemas numéricos. Que a una persona le vaya mal en la escuela solo quiere decir que su capacidad intelectual se encuentra en otro tipo de inteligencia. Si la persona no puede encontrar su capacidad intelectual entonces nunca va a poder encontrar su fuente creativa.

Aun peor, etiquetamos a aquellos con pobres calificaciones como “estúpidos”, ¿cómo se supone que aquellos que tienen el autoestima baja triunfen y encuentren sus pasiones? Si la clave para dominar un futuro cada vez más impredecible es la creatividad entonces no estamos potenciando esta cualidad. No existe institución académica en el siglo XXI pero la capacidad para cambiar el mundo vive en cada uno de nosotros. Todos somos inteligentes y tenemos el potencial de ser creativos sólo que algunos no lo saben y nadie pero nadie, es estúpido.

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